En la encrucijada del norte y el sur

Sábado 15 de abril de 2017

Miguel Concha 

Del 3 al 5 de abril se realizó en el plantel CDMX de la Universidad Iberoamericana (Uia) el coloquio internacional En la encrucijada del Norte y el Sur. Participaron 22 ponentes de Brasil, Bolivia, Centroamérica y México en seis conversatorios, al final de los cuales Boaventura de Sousa Santos, uno de nuestros principales científicos sociales, ofreció también reflexiones sintéticas sobre las ponencias.

En consonancia con la misión de la Uia, de generar conocimiento académico con incidencia social, integrantes de movimientos sociales e investigadores reflexionaron juntos sobre cómo las resistencias del Sur global permiten vislumbrar sociedades más justas, equitativas y democráticas. Como se explica en una nota ejecutiva preparada para la prensa por los organizadores, las sesiones del coloquio convergieron en al menos tres puntos.

En el diagnóstico desde distintas disciplinas de la opresión interseccional ejercida por el Estado entre capitalismo, colonialismo y patriarcado, cuando en principio debería garantizar el bienestar de la sociedad. Como felizmente sucede en otros espacios de América Latina, los participantes insistieron también en la importancia de identificar lo que hay de común entre las distintas resistencias, y en tejer alianzas a partir de lo compartido entre los movimientos sociales, para trascender de las tragedias particulares a la lucha colectiva.

Finalmente, las reflexiones de Boaventura de Sousa Santos y las de los participantes coincidieron en señalar la necesidad de abrigar las esperanzas en tiempos de incertidumbre, y sostener como principio ético irrenunciable la dignidad humana y la vida, toda vida, nuevo nombre de las espiritualidades que los pueblos del continente han venido cultivando desde hace milenios. Al finalizar el coloquio, los planteles de la Uia en Ciudad de México, Tijuana y Puebla, así como el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente y el Instituto Superior Intercultural Ayuuk, de Oaxaca, le otorgaron el doctorado honoris causa a Boaventura de Sousa Santos, por su fructífera labor académica en favor de los derechos humanos, y por su excepcional contribución a escala mundial en el ámbito de la sociología jurídica.

Boaventura de Sousa Santos nació en Coimbra, Portugal, el 15 de noviembre de 1940, donde estudió derecho. Estudió también filosofía en Berlín y sociología en la Universidad de Yale, donde obtuvo el doctorado en Sociología del Derecho. Actualmente es director del Centro de Estudios Sociales y del Centro de Documentación 25 de Abril de la Universidad de Coimbra, donde es también investigador y catedrático. Ha sido además profesor distinguido del Institute for Legal Studies de la Universidad de Wisconsin-Madison, y es conocido por sus aportaciones en los campos de la sociología, la epistemología, la ciencia política y los derechos humanos.

Sin embargo, como resalta la Uia en la semblanza sobre su persona que repartió el pasado 5 de abril, a raíz de una estancia de investigación en una favela de Río de Janeiro, en 1970, conoció la realidad de lo que significa ser el Sur en un mundo dominado por el modelo de desarrollo capitalista, y se fue gestando así una mirada académica crítica, que fue el punto de partida de la Sociología de las Emergencias. Su interés fue el de acercar la ciencia al sentido común, el análisis científico a la articulación simbólica de la realidad dirían otros, con el fin de promover la generación de un conocimiento auténticamente democrático. Y por ello en su obra teórica y trayectoria vital se ha esforzado siempre por superar la brecha entre el mundo académico y los movimientos sociales, para enfrentar con un optimismo trágico el capitalismo, el colonialismo y el patriarcado, que son la nueva expresión de la hegemonía planetaria. A él le debemos, entre otras cosas, un análisis importante sobre la interculturalidad de los derechos humanos, en el que, además de criticar la supuesta universalidad de derechos humanos localizados en la particular cultura hegemónica occidental que los formalizó, resultado a su vez de varias culturas históricamente eliminadas y oprimidas, propone lo que concibe como un diálogo diatópico sobre el común principio de la dignidad humana, para fundamentar una verdadera universalización de los derechos humanos, localizados en las diferentes culturas.

Lo que le ha permitido poder también, por ejemplo, detectar los elementos comunes y las diferencias entre el cristianismo, el islam y el budismo, con el fin de que éstos puedan encontrarse en un diálogo fructífero, comprenderse mejor y enriquecerse en la práctica sobre todas las dimensiones de la dignidad de las personas. Análisis intercultural que por cierto también ha propuesto y ensayado en el diálogo sobre derechos humanos con y entre las culturas aborígenes del Sur.

A él también se debe, por otro lado, el rescate de los derechos humanos como instrumentos de interpretación y lucha de las víctimas del sistema, como una de las aportaciones valiosas de las teologías cristianas y musulmanas progresistas.

Sus numerosas investigaciones, dice la semblanza aludida, han contribuido a redefinir los enfoques hegemónicos del pensamiento social contemporáneo, rompiendo con las teorías más convencionales y rescatando precisamente conceptos como interculturalidad y emancipación, que han sido claves para pensar en formas alternativas y críticas la democracia. Obras que adquieren un mayor valor porque, frente a una realidad injusta, han venido acompañadas de un posicionamiento que busca ante todo dar voz a quienes no la tienen.

Por ello, al dar las gracias por su merecido doctorado, Boaventura de Sousa Santos invitó a construir una nueva sociedad en el seno de una sociedad condenada; a vencer el miedo y luchar juntos por una vida digna, en una sociedad indignada.

 

Consultar artículo en La Jornada.

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