Después de un largo proceso de reflexión y acción colectiva con miras a fortalecer en distintos niveles al CDH Vitoria, nos encontramos en un momento en el cual vemos que las condiciones van floreciendo para hacer de ellas una realidad que nos abrace. La problematización de las prácticas cotidianas individuales y colectivas nos han permitido generar rutas y repensar horizontes con miras a encontrar tácticas y estrategias sensibles encaminadas a la construcción de una política de protección integral a nivel organizacional considerando las prácticas de seguridad digital, seguridad física, seguridad laboral, de convivencia y comunidad.
La presente guía pretende recuperar un proceso de discusión continua que atendió al eje de autocuidado y cuidado colectivo, en el cual se reconoció que más allá de la construcción de un protocolo, era importante pensar en un documento que no fuera una serie de pasos a resolver para cuidar y/o autocuidar, ya que, como se verá más adelante, las formas, medios y necesidades son distintas en cada persona, por lo que se decidió construir un documento vivo que albergará algunos aspectos a considerar para que desde la responsabilidad organizativa se fortalecieran las prácticas y elementos mínimos que hacen del autocuidado y el cuidado colectivo, una realidad. Además de considerarlos como ejes esenciales y transversales para llevar a cabo nuestra labor de defensa de manera digna y acompañada por la organización.
Es imposible ver la protección integral sin mirar al autocuidado y cuidado colectivo como parte de uno de los ejes fundamentales que lo conforman, por lo que a través de la presente guía se pretende compartir por medio de palabras lo que en nuestros corazones y pensamientos habitan, intentando ser el reflejo de lo que compañeras y compañeros de la organización a lo largo de este caminar han expresado, y que habita en sus sentires y pensares.
El presente trabajo, como su nombre lo indica, pretende ser una guía para posibles rutas dentro de las organizaciones de la sociedad civil que busquen poner sobre la mesa cómo hacer del autocuidado y cuidado colectivo no sólo una práctica común dentro de los espacios laborales en los que se promueven Derechos Humanos, sino que se vuelva una responsabilidad ética y un Derecho Humano Laboral que pueda ser ejercido y garantizado por todas aquellas personas que se encuentran en la defensa por la vida y la dignidad.