Justicia para Lesvy en la tierra

“Están viendo el rostro del dolor, el rostro de la rabia”, dice la madre mientras mira al padre de Lesvy, que se mantiene al lado de ella con un gesto que ilustra sus palabras. “Pero al final estamos viendo mujeres y hombres que buscan el cambio, a ese mundo queremos apostar, a ese mundo le apostaba mi hija; el dolor no nos va a tirar”.


 

17 de agosto de 2017

Por: Diana del Ángel

La dignidad en nuestras manos

Grandes fueron las viajeras que cruzaron por aquí”. Con esta leve modificación a la letra de “Hoy hace un buen día”, el coro “Semillas” comienza la misa por Lesvy Berlín Rivera Osorio en la casa de las Comisiones Mixtas del Stunam, a un costado del estacionamiento 3 del Estadio México 68. A decir verdad no hace un buen día en cuanto al clima pues el cielo está notablemente nublado, por eso y por lo apartado del lugar el padre Miguel Concha inicia a las cinco en punto la celebración con un auditorio medio lleno.

El altar improvisado es muy sencillo: solo un crucifijo, propiedad del padre Concha, una mesa con un par de floreros y algunas veladoras; en papel craft, que hace las veces de mantel, está escrito “Justicia, memoria y verdad / Ni un feminicidio más”. Enfrente de la mesa hay un arreglo con girasoles y gladiolas rojas, pues Araceli, la mamá de Lesvy, dijo que a su hija le gustaban las flores de colores. El resto de los ramos repartidos por el auditorio son de nubes y crisantemos: las flores habituales de la muerte. Al lado derecho de la mesa está la imagen de la Virgen de Guadalupe y en el lado izquierdo el rostro de Lesvy nos mira desde distintas fotografías, casi siempre está con amigos, siempre sonriente; también hay listones de estudiantina.

“Caminaré en presencia del señor en el país de la vida”, dice el padre Concha para dar lectura al salmo responsorial. Los textos de la liturgia son leídos por integrantes de la Escuela para defensoras y defensores jóvenes que coordina el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, desde hace más de quince años. El Vitoria, como es fraternalmente conocido, decidió acompañar jurídica y socialmente a los familiares de Lesvy en su búsqueda de verdad y justicia. Después de leer el Evangelio según San Mateo, el padre Concha, tal vez sugerido por la proximidad del México 68, recuerda a Heberto Castillo, universitario y luchador al lado de los jóvenes de su tiempo. Recuerda también que Jesús tuvo una especial atención hacia los grupos vulnerables como las mujeres y los jóvenes, en un tiempo en que las mujeres no contaban para nadie. Recuerda que Jesús tenía entre sus seguidores apóstoles mujeres y enfatiza que fueron ellas las primeras en enterarse y anunciarles a los hombres que Jesús había resucitado. Recuerda para no dar paso al conveniente olvido.

La muerte es parte de la vida, pero no de esta manera violenta, continúa don Miguel, por eso el sacrificio de Lesvy nos sirve para seguir luchando por los derechos de las mujeres. Anuncia que se dará lectura a un pronunciamiento por parte de un integrante del centro. El documento exige a la procuraduría del gobierno de la CDMX “pleno acceso y otorgamiento de copias de la carpeta de investigación”, pues hasta ese momento ni sus familiares ni la abogada habían podido ver más que 51 copias del expediente: las que contienen sus propias declaraciones y las del personal de la UNAM. Sobre esta falta de transparencia, el sacerdote apunta que lo alarmante de no saber lo que las autoridades hacen al respecto, hace que uno se imagine lo peor.

El auditorio se ha ido llenando en el transcurso de la misa y cuando el padre Concha pide que alcen la mano los que vayan a comulgar, solo unos pocos nos quedamos con las manos cruzadas o en las rodillas. “¿Quién dijo que todo está perdido?”, suena mientras otros se levantan para tomar la comunión; luego se oyen los acordes que acompañan los versos de Gloria Martín, en la canción que hiciera famosa Amparo Ochoa: “Mujer si te han crecido las ideas/ de ti van a decir cosas muy feas”. La letra fue escrita en 1973, pero a más de treinta años, sigue siendo vigente para las mujeres asesinadas, que son las primeras en ser culpadas de su propia muerte por las dependencias del Estado. En el caso de Lesvy, la Procuraduría de la CDMX “hizo públicas supuestas declaraciones de la pareja de Lesvy, atribuyéndoles veracidad y revictimizando” a su familia. Cosas muy feas fueron dichas de ella, sin tomar en cuenta que viajar, independizarse, soñar, pensar distinto es altamente femenino.

Para finalizar, Araceli, madre de Lesvy, toma la palabra. Ella es trabajadora afiliada el STUNAM, a quien agradece por el apoyo brindado. Refrenda las peticiones expresadas en el pronunciamiento y nos comparte que el día anterior estuvo en el Congreso Nacional Indígena, que nombró a su vocera; nos dice que fue porque ella y su hija habían planeado estar allí, pues las dos son zapatistas desde hace mucho tiempo. “Están viendo el rostro del dolor, el rostro de la rabia”, dice mientras mira al padre de Lesvy, que se mantiene al lado de ella con un gesto que ilustra sus palabras. “Pero al final estamos viendo mujeres y hombres que buscan el cambio, a ese mundo queremos apostar, a ese mundo le apostaba mi hija; el dolor no nos va a tirar”. Cuando termina toma la palabra una integrante del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios, que pedirá coadyuvar en el proceso jurídico y de acompañamiento. El padre da por concluida la misa con una frase poco usual en las celebraciones religiosas convencionales: “A luchar por la justicia y la verdad”.

Información adicional: Actualmente, el caso se encuentra en la etapa de investigación complementaria, luego de que el Centro Vitoria, como organización acompañante de la familia de Lesvy, interpuso un recurso de apelación para que el delito se reclasifique como feminicidio. Existen pruebas suficientes para que el acusado sea inculpado por dicho delito y no por “homicidio simple doloso”, como lo pretende el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México.

(Crónica realizada en el marco de la celebración ecuménica en honor a Lesvy Berlín oficiada por Miguel Concha, director del Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, a petición de su familia el 29 de mayo en Ciudad Universitaria).

 *Diana del Ángel es poeta, ensayista y defensora de derechos humanos.

Consultar en Animal Político.

Imagen destacada : Familia Rivera Osorio

 

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