Participación de Jorge Luis Aguilar Pantoja en el Foro «Aportes en materia de Derechos Humanos del Dr. Miguel Concha Malo», realizado por la Universidad Autónoma de Querétaro el 17 de mayo del 2022.


Hay historias que parecen no cambiar jamás, narrativas que se repiten y sospechosismos que perseveran a lo largo de las décadas. Era 1994 y desde el Senado de la República se agitaba la sospecha hacia un nuevo entorno que en ese entonces apenas empezaba a tomar fuerza y protagonismo. Senadores de aquél entonces señalaban con rudeza a las organizaciones no gubernamentales que “proliferan en el país” y que eran denunciadas por supuestamente ser “usadas para lavar dinero del narcotráfico».

Era 1994 y lo cierto es que de alguna forma era entendible la sorpresa de las y los senadores ante la enorme multiplicación de esas organizaciones, nombrar, para tener una referencia, que si en 1984 apenas había 4 organizaciones registradas en el país, para los 90 ya eran varias decenas, puñados de organizaciones que desde diferentes enfoques y metodologías apostaban a tomar un papel central en el monitoreo de la vida pública y su transformación en búsqueda de mejores condiciones para todas y todos.

Los 90 fue una década caótica, pero podemos y debemos remontarnos más atrás para hacer una semblanza entendible, y es que hay que narrar la historia del movimiento de derechos humanos en nuestro país para hacer justicia a la trayectoria de ciertas vidas, pues estas vidas se tejen, se entrecruzan, se atraviesan y se funden con la propia historia del movimiento como tal.

Es cierto que el movimiento de Derechos Humanos llegó tarde a nuestro país, a diferencia del Cono Sur y de Centroamérica en nuestro país no se vivió un proceso abierto de dictadura que en esas latitudes a su vez incentivó la creación de organización y colectivos, aunque sí vivimos la guerra sucia, ese periodo oscuro de persecución y exterminio.A veces, por fortuna, algunas personas hacen su aparición en la historia y la transforman. Personas que han hecho de la lucha por los derechos de los demás la razón inalterable e incorruptible de su vida.

El movimiento entonces tiene dos vertientes o manifestaciones claras, por un lado está el Comité Eureka y el rostro visible de Doña Rosario Ibarra de Piedra y por el otro, un grupo de organizaciones que fueron fuertemente influeciadas por las experiencias latinoamericanas, en particular de las y los refugiados de el Salvador y Guatemala que llegaron a nuestro país a refugiarse. En ese contexto nace nuestro Centro, pero el Vitoria es sólo una de las obras de Don Miguel. Para entender todas las otras aportaciones hay que ir al origen.

Fray Miguel Concha Malo es queretano, nació en 1945 en el seno de una familia católica, desde muy joven tomó los hábitos y en 1970 fue ordenado como sacerdote dominico por Don Sergio Méndez Arceo, Obispo de Cuernavaca. Don Miguel es Dr. en Teología, Diplomado en Sociología, periodista y catedrático.

El entorno familiar en el que creció y su motivación en la teología de la liberación lo llevaron a elegir el camino de la defensa de los pobres, a partir de entonces, su inquietud por la justicia social se convirtió en piedra angular de su quehacer y de su vida. Ya en el principio de los años 1970 emprendió su faceta como profesor, primero en la Universidad Iberoamericana y posteriormente en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde continúa dando clases hasta la actualidad.

Inició su labor periodística en 1977, como escritor de opinión en el diario de circulación nacional “Uno más Uno” y desde 1988 comenzó a mostrar una enorme preocupación por visibilizar la violencia que vivían los países en América Latina, evidenciando desigualdades sociales, denunciando los abusos y comenzando de esta manera, a través de la faceta de periodista y articulista, una trayectoria de defensa de los derechos humanos que está a punto de llegar a cuatro décadas y media de trabajos.

1984 fue un año importante, en septiembre, junto con un grupo de periodistas fue creado el periódico La Jornada donde Miguel Concha seguiría a través de su pluma un trabajo de documentación y registro de la realidad en la región y el país, es a través de sus artículos periodísticos semanales que Don Miguel ha creado una bitácora rigurosa y documentada del movimiento de derechos humanos en nuestro país.

Apenas al mes siguiente cofundó la que es quizá su principal obra, el  Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria OP AC, asociación civil que actualmente dirige, también en ese tiempo impulsó junto a otros y otras defensoras la creación de la Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos (Red TDT). Además del Centro Vitoria, ha sido pieza clave en la formación de asociaciones civiles como la Academia Mexicana de Derechos Humanos, DECA Equipo Pueblo o la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH). 

Ya en el nuevo siglo, fomentó la creación de la Escuela para Personas Jóvenes Defensoras de los Derechos Humanos, un proyecto clave en el quehacer del Vitoria y que en este año llega a 20 generaciones de personas jóvenes convencidas de que es a través de la defensa de los derechos humanos que se alcanzan transformaciones locales y globales. También en la primera década del siglo promovió la reforma constitucional en materia de DH.

Posteriormente, en 2011, acompañó de manera cercana las tareas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, también participó en la defensa del campo mexicano contra el maíz transgénico y en la Campaña Nacional Sin Maíz no hay País. En 2016 formó parte del Grupo Redactor de la Constitución Política de la Ciudad de México y fue miembro del Consejo Asesor del Programa Nacional de Derechos Humanos 2018-2024.

Es parte del grupo Paz con Democracia, referencia obligada para muchos movimientos sociales en el país. En su andar ha colaborado en algunas instituciones gubernamentales como la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED) y el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la CDMX.

Es cierto que de la forma en que persisten discursos que criminalizan y estigmatizan el trabajo de las y los defensores, así como la creación y labores diarias de las organizaciones de la sociedad civil, se hace urgente reconocer la experiencia y ofrecer legitimidad a estos espacios y trayectorias, hoy tan vulnerables ante la inacción del Estado y los propios recursos que se multiplican para obstaculizar la construcción de alternativas.

Por eso, reconocemos el trabajo de Don Miguel, quien sin duda alguna continuará trabajando mientras sigan existiendo hechos que violenten o amenacen los DH y la dignidad de las personas. Hay personas excepcionales a través de la historia y Don Miguel Concha Malo es una de ellas, nos llena de mucho orgullo a las y los integrantes del Centro Vitoria, como lo hace con las y los queretanos y también a quienes le conocen en la urgente tarea de la defensa.

REFERENCIAS:

CDHFV (2014). “Historia de 35 años del Dr. Miguel Concha Malo como defensor de los DH”. Disponible en : derechoshumanos.org.mx


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