México enfrenta una crisis forense que requiere de esfuerzos extraordinarios para solucionarla, de acuerdo a familias entre 37 mil y 50 mil restos de personas permanecen sin identificar.

Editoriales | Columna semanal de Fr. Miguel Concha en La Jornada

Web original | Imagen : Miriam Pascual Jiménez

Por: Miguel Concha

Sábado 13 de marzo de 2021


México enfrenta una crisis forense que requiere de esfuerzos extraordinarios para solucionarla. Conforme a informes oficiales, las cifras sobre el número de cuerpos o restos de personas sin identificar oscilan entre más de 37 mil y más de 50 mil, de acuerdo con datos proporcionados en diciembre pasado por colectivos de familiares de personas desaparecidas (cfr. https://bit.ly/3bwUjpf). Por desgracia, los hallazgos de cuerpos y restos humanos sin identificar no cesan, al contrario, es recurrente conocer de estos dramáticos episodios en diversos estados de la República.

Por otro lado, no se pueden obviar el rebase y colapso que presentan los servicios forenses del país. Pareciera que no hay recursos suficientes para atender esta crisis. Frente a todo esto, vale señalar que urge concretar el Banco Nacional de Datos Forenses, así como el Registro Nacional de Personas Fallecidas no Identificadas y no Reclamadas, con lo cual ciertamente no se solucionará la crisis, aunque en algo ayudará contar con información ordenada, pública, actualizada y dispuesta para los procesos de búsqueda, identificación y restitución digna de personas.

Para nuestra fortuna, y gracias al arduo trabajo de colectivos de familiares de personas desaparecidas y sus organizaciones acompañantes, así como a la participación de organismos internacionales, mediante un Acuerdo del Sistema Nacional de Búsqueda, en marzo de 2020, se creó el Mecanismo Extraordinario de Identificación Forense (MEIF), el cual, tal como se describe en el Diario Oficial de la Federación (https://bit.ly/38wFYaC), será un mecanismo de carácter extraordinario, multidisciplinario, con autonomía técnico-científica, que practicará los peritajes pertinentes sobre los cuerpos o restos óseos que no han sido identificados y sean de su competencia.

Con el MEIF se pretende contar con una herramienta de carácter extraordinario para atender una situación extraordinaria: la crisis forense que azota a buena parte de la nación. Dicho mecanismo tendrá también el encargo de construir una relación con las familias de personas desaparecidas, posibilitando así la continua participación de éstas en acciones que se emprendan con el fin de avanzar efectivamente en los procesos de identificación y restitución dignos.

Ahora bien, desde el pasado 10 de diciembre, la Secretaría de Gobernación informó que se contaba con la descripción de perfiles que se requieren para conformar al grupo coordinador para la implementación del MEIF. Éste es clave para que se sienten las bases de tan importante tarea y desarrollar los correspondientes planes de trabajo, mantener un diálogo con familiares de personas desaparecidas y generar vínculos nacionales e internacionales que abonen a un buen desarrollo del MEIF, por mencionar algunas de sus funciones más destacadas.

Por otra parte, el pasado 10 de marzo, a través del Fondo de Población de Naciones Unidas y la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos –en alianza con la Oficina de Servicios de Proyectos de Naciones Unidas– se emitió la convocatoria para conformar el grupo coordinador.

Para ello, se abrieron cuatro vacantes para especialistas en identificación forense; una para especialista en materia legal y jurídica en desaparición forzada y desaparición por particulares en México; otra para un especialista en cooperación técnica internacional, y una más para un especialista en enfoque sicosocial y acompañamiento a familiares. Estas convocatorias pueden consultarse en https://bit.ly/3bykoUS.

En este momento de claroscuros en relación con la agenda de derechos humanos en México, esta etapa abierta para consolidar el MEIF se convierte en una oportunidad para revertir la situación tan grave que en materia forense enfrenta la República. Resulta igualmente esperanzador que un proceso que se inició hace algunos años tenga hoy, con la voluntad de todos los actores sociales, políticos e internacionales involucrados, la posibilidad de concretarse.

Por otro lado, vale resaltar que el MEIF se ha ido construyendo a través de un ejemplar proceso participativo, principalmente con familiares de personas desaparecidas, y con organizaciones sociales, diversas instancias de gobierno y organismos internaciona-les de derechos humanos. Toca ahora animar a que se presenten personas a tales vacantes y que los mejores postulantes sean seleccionados para ocupar los espacios en el grupo coordinador del organismo. Con lo cual se tendrá una primera garantía para que desde su inicio esta empresa cuente con los cuidados debidos para su arranque.

Hacemos votos para que esfuerzos de tipo ordinario o extraordinario entre las instituciones del Estado mexicano sean efectivamente llevados a cabo en beneficio de las víctimas, con el propósito de revertir la crisis de derechos humanos que, insisto, aún está presente en la nación.

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