La teología crítica busca ayudar a visibilizar algunas de las complejidades y problemáticas que nos atraviesan y lo más difícil, encontrar líneas de acción que transformen las estructuras de violencia y desigualdad en mundos de paz.

Editoriales | Columna semanal de Fr. Miguel Concha en La Jornada

 Web original | Imagen : CDH Vitoria

Por: Miguel Concha

Sábado 11 de septiembre de 2021

Desde 1981 la Asociación Española de Teólogas y Teólogos Juan XXIII ha realizado una serie de importantes reflexiones a través de congresos que reúnen a personas interesadas en los aportes de una teología crítica que ayude a visibilizar algunas de las complejidades y problemáticas que nos atraviesan, a juzgarlas de tal modo que sea posible llegar a su raíz y, lo más difícil, a encontrar líneas de acción que transformen las estructuras de violencia, desigualdad, explotación, opresión, sufrimiento e injusticia, en mundos de paz, con justicia y dignidad para todas las personas.

Con ese propósito, del 3 al 5 de septiembre tuvo lugar virtualmente en Madrid el 40 Congreso de Teología, cuyo tema fue El neoliberalismo mata: no se puede servir a Dios y al dinero. Como afirmó el comité organizador, la primera parte del título está tomada de uno de los más severos críticos de este sistema económico de dominación: el papa Francisco, quien ha calificado al neoliberalismo de injusto desde su raíz. La segunda, afirman, son palabras de Jesús, quien contundentemente declaró la incompatibilidad entre Dios y el dinero.

El congreso se propuso ser una lectura contextual de las palabras de Jesús frente al neoliberalismo, el cual, explican, se caracteriza por la práctica de la necropolítica, de la necroeconomía y de la necrocultura, a través de las cuales se decide quién debe vivir y quién puede morir. En él participaron distintas personalidades, como Ana de Miguel, Nivia Ivette Núñez de la Paz, José Arregi y el dominico Frei Betto, quienes abordaron diferentes temáticas. Analizaron, por ejemplo, las alianzas entre el neoliberalismo y el patriarcado, y propusieron una respuesta de la teología feminista al neoliberalismo patriarcal. Presentaron, asimismo, algunos estragos típicos del neoliberalismo durante la pandemia, especialmente entre los grupos colocados en situaciones de vulnerabilidad, así como una crítica puntual del neoliberalismo con propuestas alternativas a partir de la óptica de Jesús.

Al término del congreso se publicó un manifiesto conclusivo que plantea una alternativa al neoliberalismo, la cual está inspirada en una economía de la solidaridad. Establecen que varias situaciones, como la injusticia estructural, la pobreza extrema, las desigualdades crecientes, la violencia de género, los discursos y prácticas de odio contra personas migrantes, refugiadas y desplazadas forzadamente, y contra la comunidad LGBT+, son consecuencias del neoliberalismo, especialmente en el sur global. En el manifiesto se concluye que la teología feminista critica el neoliberalismo patriarcal por ser un sistema de muerte contra las mujeres, por lo que llama a trabajar por su humanidad plena según la visión de Jesús de Nazaret, quien prometió una vida digna, abundante y con justicia para todas y todos.

Esta teología, consideran, denuncia la alianza entre el neoliberalismo económico, el fundamentalismo y el patriarcado religioso. Señalan que denuncia la discriminación y la violencia de género ejercidas por las jerarquías de las iglesias, incluida la católica. Esta teología, opinan, critica a la teología androcéntrica construida sobre la imagen varonil de Dios, y defiende la igualdad basada en la común dignidad de todas las personas en el movimiento igualitario de Jesús, donde las mujeres recuperaron la libertad y la igualdad. Como fue señalado anteriormente, su crítica al neoliberalismo sigue la óptica de Jesús, quien denunció las injusticias personales y sistémicas, y cuya compasión sanadora y comensalía fue abierta e incluyó a las personas excluidas del banquete.

Su esperanza activa, dicen, les sigue inspirando y animando más allá de las fronteras geográficas, étnico-culturales, religiosas, de clase, género e identidad sexogenérica. Por ello, su propuesta alternativa al neoliberalismo se inspira en la vida solidaria, en el mensaje liberador y en la praxis igualitaria de Jesús, especialmente en su denuncia del poder político opresor y del poder económico explotador, y en su opción por las personas y colectivos más vulnerables y desaventajados.

La propuesta alternativa también se inspira en la llamada economía de la solidaridad y en el reparto equitativo de los bienes, lo cual se pone de manifiesto en la parábola de la multiplicación de los panes y los peces, el cual no fue un acto de magia, pero sí generó un milagro: compartir. El mensaje del 40 Congreso de Teología concluye con la propuesta alternativa al neoliberalismo mediante un fragmento del poema Pobreza evangélica, obra del obispo misionero Pedro Casaldáliga, que dice: “no tener nada. No llevar nada. No poder nada. No pedir nada. Y, de pasada, no matar nada; no callar nada. Sólamente el Evangelio, como una faca afilada. Y el llanto y la risa en la mirada. Y la mano extendida y apretada. Y la vida, a caballo dada. Y este sol y estos ríos y esta tierra comprada, para testigos de la revolución ya estallada. ¡Y mais nada!”.

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